12.10.11

PHOTOGRAPHY / ILUSTRATIONS / EXHIBITION


Art works during the shooting La mitad de Oscar.
Manuel Martín Cuenca Director, with Verónica Echegui, Rodrigo Sáenz de Heredia, Denys Eyriey and Antonio de la Torre. LA LOMA BLANCA PRODUCTIONS 1910.

Creo que el silencio es la mejor forma de transmitir el alma. Lo que no se dice y lo que se habla para no decir, esconden lo que verdaderamente importa. Apuesto por un cine que trata de expresar desde el silencio y en donde, a través de él, se habla de los personajes y sus secretos

Manuel Martín Cuenca
Director

                “Hecha esta división, cada mitad hacia esfuerzos para encontrar la otra mitad de que había sido separada; y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con un ardor tal, que abrazadas perecían de hambre e inacción, no queriendo hacer nada la una sin la otra”.

Aristófanes en El Banquete de Platón

Ya se ha dicho que pocas cosas nuevas hay bajo el sol en materia de materia de ficción, que todo está ya en el mundo clásico, en La Iliada y en La Odisea, como mínimo… Y dice Manuel Martín Cuenca que la luz de invierno de Almería le recuerda el escenario en el que se desarrollan los mitos, y es un espacio fronterizo en el que resuena el eco de la tragedia.

Tras ver la película le viene a uno a la cabeza aquella frase de Liliana Cavani —no recuerdo dónde— recordando que toda obra de arte que hace pensar tiene un valor terapéutico pues ayuda a desempolvar los viejos miedos escondidos en el alma. ¿Los miedos del inconsciente colectivo? A lo mejor, “la voluntad consciente de contar una historia esconde algo inconsciente que se nos escapa de las manos”, dice Manuel Martín.

En el ámbito del mito, algo encuentro en la película de Manolo que me recuerda a El Banquete de Platón. En particular, la intervención de Aristófanes cuando, en su afán por explicar a los comensales el poder del Amor, refiere cómo al principio la naturaleza humana se dividía en hombres, mujeres y andróginos, estos últimos compuestos de pares: mujer-hombre, mujer-mujer y hombre-hombre. De tal suerte que los andróginos destacaban por sus capacidades superiores, evidentes por la duplicidad de miembros y por sus habilidades. Hasta tal punto capaces, que se atrevieron a desafiar a los dioses… y Júpiter decidió partirlos en mitades para disminuir sus fuerzas; y a Apolo le tocó el trabajo de recomponer a base de costuras los tejidos separados, acabando con la puntada final en el ombligo.

A pesar de que, al final, esta concepción le sirve a Aristófanes para justificar cualquier forma de amor posible, independientemente del género, también es cierto, que todos los llamados problemas de género tienen su origen en la invención del “propio género” pues “…la causa de esto es que nuestra naturaleza primitiva era una, y que éramos un todo completo, y se da el nombre de amor al deseo y prosecución de este antiguo estado”.

Parece llegado el tiempo en que, después del “desorden amoroso”, la sociedad se sacude viejos miedos y se desliza, no sin zozobras, en las certezas que siempre intuyó, en la multiplicidad de formas de convivencia, “familiares”, o de estrechar lazos personales de comunión con la naturaleza o el arte, más allá del prosaico sexo o de la moral más elevada o castrante, a la búsqueda de esa otra mitad de la que fuimos parte; a lo mejor la de nuestro propio animal de compañía.

“DIARIO DE RODAJE”, quizás sea la mejor forma de llamar a este conjunto de imágenes que dan cuenta del proceso intelectual, estético, técnico y humano que ha sido la realización de esta película rodada íntegramente en Almería. Imágenes captadas por Rafael de la Uz, fotógrafo de la película, Marino Scandurra, foto fija de la misma, y Elías Palmero, comisario. Una exposición cuya estructura quiere responder a esa trilogía con la que Manuel Martín trabaja: el paisaje, los personajes, la historia…
Elías Palmero
Coordinator of exhibition and catalogue





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